Entrar a un supermercado y que la góndola sepa cuándo se termina un producto ya no suena a ciencia ficción. Tampoco parece extraño que un probador sugiera talles o accesorios de acuerdo a la prenda que uno lleva. Eso es el IoT en acción, y cada vez pisa más fuerte en el mundo del retail.
No se trata solo de sumar dispositivos conectados. Detrás hay un cambio de mentalidad: entender que cada interacción con el cliente puede generar datos valiosos y que esos datos, bien usados, mejoran tanto la experiencia como la rentabilidad.
Inventario vivo y estanterías que hablan
Uno de los mayores dolores de cabeza en el retail siempre fue el control del stock. Con etiquetas RFID y sensores, las marcas ya pueden saber en qué lugar está cada producto en tiempo real. Esto reduce pérdidas, evita quiebres y hace más fluido el proceso de reponer.
A la vez, las estanterías inteligentes son capaces de detectar cuándo un producto se agota y enviar la alerta de inmediato. En lugar de enterarse por la queja del cliente, la tienda responde antes.
Una experiencia más personal
El IoT también cambia la relación con el consumidor. Algunos locales ya integran sus sensores con apps móviles para lanzar promociones personalizadas apenas el cliente cruza la puerta. Otros apuestan a probadores con pantallas que sugieren complementos, como si un asesor de ventas invisible estuviera al lado.
Lo interesante es que la compra deja de ser lineal: se convierte en una experiencia dinámica, donde los datos guían la propuesta casi en tiempo real.
Eficiencia que también ahorra
No todo se trata de vender más. El IoT también ayuda a optimizar el uso de energía. Sistemas de iluminación y climatización se regulan solos según el flujo de gente. En cámaras de frío, sensores ajustan la temperatura de forma automática. Menos gasto, menos impacto ambiental y un guiño a los clientes que valoran la sustentabilidad.
La mirada estratégica
La tecnología por sí sola no resuelve nada. Hace falta una visión clara de negocio que marque hacia dónde se dirige cada innovación.
En palabras de Juan José Murúa, CEO de Agencia 22:
“El IoT puede ser una inversión cara si se lo ve como un juguete tecnológico. Cuando se integra a una estrategia más amplia, se convierte en un motor de crecimiento.”
Agencia Veintidós sabe que la diferencia no la hacen los sensores, sino la estrategia que los conecta con el propósito de la marca.
Conclusión
El IoT no es futuro: es presente. Las marcas que sepan aprovecharlo podrán ofrecer experiencias de compra distintas, optimizar su operación y, al mismo tiempo, generar una relación más cercana con sus clientes.
El desafío está en no perder de vista lo esencial: sin estrategia, la tecnología no alcanza.